Debo estar ya mayor, pero aún así no me acostumbro a ciertos cambios que no entiendo y que solo han traido problemas a mi vida y a la del resto de personas.
Hablo de esa nueva moneda que nos impusieron hace unos años, con el cuento que eramos Europeos, y que tan suavemente nos la colaron.
Aún recuerdo con nostalgia los reales..., las pesetas..., aquellos billetes que duraban y duraban, no como hoy en día que apenas cobras la pensión y vas al super a comprar, te dejas la mitad en cuatro cosas.
En ocasiones me quedo mirando la compra intentando hacer el cambio a pesetas, para comprender como puede haber tanta diferencia con antaño, y recuerdo con nostalgia las mil pesetas que nunca se acababan, con las que llenabas no solo la nevera, tambien duraban y duraban despues de cambiar el billete como el conejito de Duracell.
En fin, supongo que una se deberia amoldar a los tiempos y a los cambios, pero reconozco que en esta última decada me cuesta más de lo normal, y no hablo solo de dinero, a ciertas edades en las que la vida deberia ir más despacio, nos aumentan la velocidad y no se dan cuenta que algunas personas nos mareamos.
